Tengo celos de ti. ¿Por qué negarlo? Tengo celos de ti, celos rabiosos; celos de las sonrisas de tu boca, celos de las miradas de tus ojos.
Cuando yo no te oigo, ¿cómo hablas? Cuando yo no te veo, ¿cómo miras? Cuando no estoy delante, ¿cómo suenan los áureos cascabeles de tu risa?
Tú sabes que en los ojos de los hombres hay miradas impuras, que unas veces parece que acarician y otras veces parece que desnudan.
Cuando un hombre te mira de ese modo, cuando te envuelve una mirada de ésas y sientes que resbala por tu cuerpo, ¿qué es lo que piensas, di, qué es lo que piensas?